me quede con la sonrisa
de la charca y con su brisaque para ser noviembre
nos da tregua
y aun el frio no aterra
en silencio y armonía
la paz allí se sentia
incluso murciélagos
hubieron al lado
pero ya no me daban miedo
los veía como aliados
y en todo caso yo fui la intrusa
que se metió sin estar invitada
en su cueva, en su morada
¿será que quede dormida?
¿o que perdí la rutina?
no he vuelto a contar las horas
que faltan para que llegue la aurora
no he vuelto a contar los pasos
que me alejan de mi ocaso
el tiempo se ha vuelto amigo
me ha dejado que siga camino
y vuelvo a lugares perdidos
de difícil sendero y destino
de los que me encanta contemplar
el paisaje y poco más
y aunque tan cerca de casa
no conocía donde estaba
a pesar de lo arriesgado
que resulto estar allí en lo alto
el estimulo que me dio
valió la pena, la osadía
sin duda, volveré algún día¡
6 comentarios:
Que lindo post, me gusto mucho,
lindo blog,
un beso.
Parecen acogedoras esas cuevas.
Con tus palabras más.
Besos.
Te reencontraste con la naturaleza, Mati, que es en sí reencontrarnos con nosotros mismos. Algo muy deseable, que a veces olvidamos en nuestro día a día.
Besos.
PD: hermosa foto, hermoso perfil.
Que preciosidad de composición, arte, corazón y sensibilidad a raudales, querida 1mati.
Me ha encantado.
Besos y feliz domingo.
Hermosas letras, esas cuevas deben ser misteriosas y bellas.
Besos
Siempre hay que volver al sitio en el que uno se ha sentido bien.
Saludos
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