gracias...

Un rayito de sol, en la mañana…
que esperanzador sublime deseo me manda,
que me noto apasionada...
noto el calor en mi cara,
los dedos de los pies se retuercen,
porque no quieren más calma,
y tú… normal, tú ya no dices nada.
me has visto triste y turbada,
me has visto hundida y desbordada,
me has visto tímida, callada, en letargo,
ahora me puedes ver, como ave fénix,
y “con el alma ancha”…
vuelvo a guerrear con fuerza,
mi alma está más serena, no por ello sosegada,
el sosiego me lo devuelves, tú, 
con cada palabra,
con cada mirada, 
con cada mañana… gracias.