aprender





y dejarme llevar y volar
para cambiar de aires,
de pensamientos y de rutinas
harta de susurros a mi espalda
y de buenas caras cuando paso
dejo un murmullo chillón y pesado
que arrastro hasta el final de la calle
del pasillo del súper
o de la fila del cine.
no puedo evitar sonreír,
y doblar la esquina, pensando
en, que más les dará por decir…?
me apena que no sepan,
de la verdad, ni la mitad,
la otra mitad no la tengo yo
pero da igual,
siguen sin escucharla,
la leyenda ya está hecha
y es casi imposible variarla,
me apena que no recuerden
los buenos tiempos,
y que solo por el último minuto
la historia ya no sea bella
para mí fue delicioso
casi todo el recorrido
y solo por algún traspié
no lo doy todo por perdido.
y no me duele los que nunca fueron
solo los que un día eran
y ahora la vida,
nos dejo en distintos caminos.
no suelo rezar de esa manera convencional
mis rezos suelen ser gracias,
gracias que le doy a la vida,
por dejarme recordar
lo bueno y lo divino
y hacerme aprender, de lo malo
y sus testigos.

Un ratito de paz


me siento, cerca de la orilla,
para oír la canción del mar,
que me envuelve y me lleva,
a donde quiera llegar.
las olas se acercan y mojan mis pies,
el agua, aun fría en este mes,
hace que me estremezca
y corra desde los pies a la cabeza
un extraño escalofrió
que me alivia con cariño.
y escucho con calma
como me dice el rumor
que aquí, no hacen falta palabras,
que las olas van y vienen,
y la marea volverá a dejar
pequeñas conchitas
en la orilla del mar
y algunos misterios
que no he de olvidar.
me encanta este ratito
suelo recordarlo, cuando me abrumo,
y cierro los ojos...¡ y respiro mar¡,
tan lejos de casa, que lo suelo tener
cada vez que vuelvo,
me cito con él.

me dejo la señora Amanda


ya no baja la calle
no veo sus miradas
me quedo triste y contenida
por el vacio que me dejo su historia
nunca contada
nunca sabré por que
y quizás fue mejor así
porque siempre recordare
su serena mirada y el misterio
que entrañaba

lloro con los ojos cerrados
el alma se aprieta
y duele la garganta
no puedo pronunciar palabra
se las lleva la nostalgia
y el arrepentimiento
de no haber sido la mujer
que un día le dio su palabra


querida Amanda,
tu recuerdo siempre
lo llevare en el alma
y en días como el de ayer
te felicitare en silencio
y sin palabras
mi pensamiento vuela
a donde tu estas
y te doy un beso sin labios
un beso sin sonido
un beso de buenas noches
y de días llenos de añoranza
un beso eterno
que no olvides en el tiempo, ni en la distancia.


Baja la calle suave, se para, suspira, se marcha.
Hasta luego señora Amanda.